Hoy en día, todos los deportes, en especial el fútbol, crean una gran afición en una gran parte de la sociedad. Una afición que traspasa los límites de la normalidad provocando que hinchas vayan cada domingo a animar a su equipo a los estadios. Esta gran expectación por el deporte rey, provoca que muchos negocios se interesen en entrar en este mercado con la intención de sacar rédito económico de la situación.
Las casas de apuestas han sido uno de los grandes beneficiados de la globalización que ha experimentado el mundo del futbol. El hecho de que estemos conectados a solo un «clic» de cualquier lugar del mundo ha provocado que las apuestas deportivas crezcan de sobremanera. Esta digitalización permite a las casas de apuestas ofrecer cuotas de partidos de cualquier liga del mundo y en riguroso directo. Esto fomenta la participación y provoca a los consumidores a seguir y seguir apostando en una cantidad casi ilimitada de partidos. Este crecimiento exponencial, con la implantación de internet, ha causado que se conviertan en empresas millonarias y puedan edificar sus establecimientos por todo el país. En el caso de España se pueden encontrar miles de ellos. Estas empresas centran su publicidad en los partidos y los equipos de fútbol, para que luzcan su marca en las gradas de los estadios y en las camisetas que visten los jugadores en cada partido. Esta masificación ha creado un debate sobre si los clubes hacen bien aceptando este tipo de publicidades a costa de ganar dinero.
La ludopatía es una enfermedad que está creciendo en España en los últimos años. Se basa en un deseo irrefrenable de apostar sin parar, incluso jugándose dinero que no poseen. Este es uno de los grandes males de la sociedad moderna que afecta en mayor medida a la clase baja de la población. Personas con pocos recursos que ven la oportunidad de ganar dinero rápido y fácil mediante las apuestas. Pero como se suele decir, la casa siempre gana. Esto provoca que personas sin muchos recursos se arruinen dejando en la miseria a muchas familias del país. Además la mayor concentración de estos establecimientos se edifican en los barrios más humildes y obreros del país, ya que allí se encuentra su target. Esta política pone en debate la ética que siguen las casas de apuestas, centrándose en ganar dinero a costa del sector más pobre de la población, que al fin y al cabo son los más propensos a jugar que aquellos que tienen un mayor colchón económico sobre el que apoyarse.
Expuesta esta situación, ¿hacen bien los equipos de fútbol aceptando este tipo de publicidades? La respuesta a esta pregunta es algo que cada club debe responder por si mismo, siguiendo su filosofía y valores. Un claro ejemplo de rebelión contra esta situación, es la Real Sociedad. El club vasco, al comienzo de la temporada 2018/2019, recibió una oferta de la casa de apuestas china QBAO, que les ofreció un contrato millonario por lucir su marca en las camisetas de partido. El presidente, Jokin Aperribay decidió realizar un referéndum para que los socios del club pudiesen decidir sobre una cuestión tan polémica como la que se plateaba. Tras el sondeo, una aplastante mayoría del 86% votaron “no” a la propuesta. Durante las primeras jornadas de liga el conjunto guipuzcoano no lució ningún tipo de promoción en sus camisetas, algo poco común en el fútbol moderno que vivimos hoy en día.
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